jueves, 26 de noviembre de 2009

Volver a casa...

Volver a casa con los sueños rotos, desvanecidos en una tormenta de arena…
Qué va! No es volver a casa en absoluto.
Significa retornar al castillo sombrío, añejo por los golpes de un pasado tortuoso.
Volver a casa con los brazos vencidos, con el alma derrumbada
Por el oleaje de un mar asesino

Volver a casa ya no implica reconocerse a uno mismo en el viaje emprendido
Es el descubrir solemne que en el camino de las batallas fastuosas
Sólo quedan los vencedores recuerdos de un pasado vencido
De un pasado, mi pasado, mi ser y mi nada, pero vencidos al fin…
¡cuánta letanía!¡Cuánto tiempo evanecido!

El joven caminante vuelve a casa, eternamente vencido
Sus alas cluecas se oxidan en lágrimas y entrecejos fruncidos
¡Cuánta solemnidad para las vacas! ¡Cuántos vaivenes sin sentido!
¿Habrá en aquellas tierras lejanas quién haya superado al Destino?
Volver a casa, no es volver a casa
Es enterrarse en el olvido.

Iván David.

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