lunes, 30 de noviembre de 2009

Todo lo que sube, en algún momento, tiene que caer...

El Sol cae
Las hojas caen
Las flores caen
El silencio cae
Tus ojos caen
Mi sueño cae
Mis ropas caen
Y las tuyas también caen
La luz cae
Los versos caen
El tiempo cae
Nuestros besos caen
Nuestro amor se eleva, y cae
La tarde cae
Tu sonrisa cae
Las estrellas se elevan, y caen
La Luna cae
Caemos
...nuestra semilla cae...

Iván David.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Para una joven de ojos azules...

El tiempo que duran los hombres para despertar, lo regulan las estrellas, no sus caprichos.
Y cuando el tiempo dice: “Los caprichos se van”. El hombre crece.
Se necesita tiempo para amar a alguien, eso es todo lo que quiero
Amar y tiempo...
Podes entenderlo? No te duele saberlo?
Quizás ya lo sepas, y por eso esperas…
Quizás no, y tu libertad te cueste...
Pero no hay libertad fuera de la ley, y la nueva ley es el amor...

Saber que cuento contigo, Amor mío.
Saber que estas a mi lado, sueño mío.
No me deja más remedio que la vida
Para esta enfermedad de ensueños.

Ser parte de tu mundo, de tu ser, de tus lágrimas,
Una partecita de sueño, y un toquecito de ansia…
Sólo por esta noche, amor mío,
No te dejes puesta la vergüenza esta noche,
Suelta tus penas en algún rincón oscuro, donde ya no las podamos ver.

Poco a poco, es difícil, no imposible…
No fuerces tu amor, si es de otro, vuela a él.
Yo te seguiré, te tendré en mis brazos, aunque sean los de él,
Nada nos separará de la verdad.

Eres mi rosa, naciste sólo para ser mía, pero debo compartirte,
Debes aprender lo que es una caricia sin cariño,
Lo que es un beso sin sentirlo,
Lo que es un amor sin un delicado beso de rocío…

No llores mi rosa, que las estrellas nos observan.
Ellas nos dicen “esperen, y será el Amor en vosotros”.
Míralas, ellas lloran por nosotros,
Lloran lágrimas de amor ¿no las ves? Son fugaces, eternas perlas del mar más profundo.


Mi sueño, mi todo, no busques heridas en el mar.
No te hundas en la nada, sólo habrá nada para ti también allí.
Si tan sólo pudiéramos entender la vida antes de vivirla,
Si pudiéramos sorber una gota de lágrima antes de callar.

¿Porqué lloras dulce estrella?
¿Acaso extrañas a tu cielo?
El está aquí, te susurra al oído un nuevo amanecer.
Se hunde, te busca, ama y adolece lo que tú padeces.


Tus ojos, bello celeste cielo,
No son más que relámpagos eternos a la oscuridad de mi pecho.
No me lastiman, me protegen, ángel de mi guarda, dragón de mi guarida.
Sueña esta noche, que yo te protejo… de tus propias heridas.

El tiempo, pasará sin darnos cuenta de él.
El vive solitario, ¿porqué no lloras su soledad?
No llores lo que ya tienes, porque me tienes a mí.

¿Pudo la estrella más hermosa tomar carne en la vida?
Pudo y se fue, ahora yace tranquila en el hondo espacio.
Pero recuerda sus ansias, sus pasos tranquilos, sus sueños dormidos

Te veo, y te quiero, ¿es que hay forma de no amar la belleza?
Tus labios inquebrantables, tu mirada graciosa, tu deseo de ser…

Siento tus dedos tocar mi alma, llenarse de cantos el vacío que ya no está,
al que ahuyentaste con tus caricias, al que arrancaste de un susurro en mi pensamiento.

¿No ves el brillo en mis ojos al acercarte a mi?
Mira bien, y piensa hondo mis palabras, sólo tú puedes descifrarlas,
De ti depende lo que de mi depende. Y tus ojos son el universo tal y como los veo.
Somos uno, tu vientre te lo dice…

No creas si realmente no tienes fe.
Pero no la fe ciega que marchita el alma y oscurece al espíritu
Sino la fe en el amor, que se obra por sus hijos...
En un poema, en una canción, en cada dolor
Encontrarás una demostración de ese eterno amor.

Quisiera dártelo, servirlo como manjar a tu mesa y compartirlo contigo,
Pero no se puede, porque él, y sólo él, por las obras se aprende.
Así que aprende, amor mío, aprende que yo te dicto.
Deja las velas que en tu templo anidan, y sal a recibir al sol que te da vida.

No te apresures, tiempo ha pasado desde que no te conocía
Y tiempo pasará para llegar a iluminarte,
Pero tiempo al tiempo hace, y solitarios a los hombres que hoy lo olvidan.

Sé que tus manos me buscan, sabe que tus lágrimas me ahuyentan.
No dejes que el amor se haga olvido, no dejes que nuestro amor muera.

Me despido ahora, en tu corazón guardo el olvido
Para llevarte siempre adentro mío.
No me esperes, no me verás venir… pero vendrás conmigo, compartirás mundos conmigo, y te harás grande, por tu vientre, y la semilla que allí sembraré…


Iván David.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Triste

triste...

Mi alma se eleva...

Mi alma se eleva
Para alcanzar tus rasgos
Que no ven los simples mortales
Tu belleza inmortal y serena
Diáfana, tu nombre inspira delicadeza,
Relega al poeta la descripción de tu ser
Y sin querer se convierte el poeta
En filósofo, descubridor de tu ser.

Trémula y distinguida,
Favorecida por los rayos del Sol,
Naciste pura y casta
En mi mente y en mi corazón.

Ojos campestres, tu visión
Anida infinitos mundos
Que danzan al compás de tus palabras
Maravillas sosegadas, poesías del Amor.
Todas a ti se encaminan, todas en ti dominan
La belleza de tu rostro, y la semblanza de tu ser.


Iván David.

Heme aquí como hombre entre los hombres...

Heme aquí como hombre entre los hombres
Suspirando ante ti, mi causa perdida.
Ya no me arrodillo ante ti, mi dulce azucena.
A la Tierra he venido, cual estrella fugaz
Desde las profundidades del Cosmos.
Y cuántos observadores me han perdido
Para encontrarme sólo ante tus pies rendido.
El Padre Creador me ha pedido
Ser de ti pareja y amigo
Consuelo de ser tu invernal abrigo.
Ya no quedan soledades en el olvido
Una esperanza las ha borrado
Y me he quedado contigo
Oh, azucena inmortal,
Despliega tus pétalos, abrázame te pido.

Iván David.

Siento, existo...

Aquí estoy, ¡Oh Padre celestial! aquí estoy
Ya no poseo hombres ni estandartes.
Las lágrimas han dado a mi espada
Su filo y su venganza.

Escribir lo que siento, he ahí mi existencia
Mi devenir inalterable al cauce de mi río.
Ya no es mi dilema: pienso, existo.
Quedan ahora otros señuelos en el alma mía.
Siento y existo… siento y soy todo aquello que es herido.
¡Detente! Silencio mío. Detente, que la muerte ha caído.

Iván David.

Desesperanza

Desesperanza que marchitas mi juventud en plomo
Te haces acreedora de mi más profundo pesar
Y a la par de tantos injustos arrojos y caprichos
Destrozas mi corazón, y yo sólo me siento a esperar.

Iván David.

Vueltas y vueltas

Vueltas y vueltas
Inquieto sobrevuela el jugueteo de su traviesa cola
Y vuelve a perseguirla como si en ella se escondieran
Las dulces razones de su emperrada vida.

Se esconde y juguetea, juguetea y juguetea
Y mientras le ladra al gato que en la azotea husmea
Su corazón se encienda y su respiración aumenta
Y no hay nada que lo extravíe de su venturosa odisea.

Iván David.

Mis ojos guardan la claridad de tus tempranos sueños.

¿De qué te sirven los anteojos
si no sabes leer las voces de mis ojos?
No se han hecho las palabras para engañar.
Son las barcas del pensamiento.
Déjame llegar a tus playas, amor.

Entre mis manos
Un lápiz o un cigarrillo
…puede ser tan fatal el verso a mi pecho…
Pueden dejarme gritar a la Rosa de los vientos
Lo que tengo que decir.
El humo no es tan dañino
Como creer que él ha de ser todo.
Mis ojos guardan la claridad
De tus tempranos sueños.
Mis besos guardan el sabor de tu cuello.
Besos, manantial de sueños cálidos,
Almohada de cabellos son mi guarida
Del escozor risueño de intempestuosas pesadillas pasadas.
¿No me reconoces en la canción?
Soy tus versos hechos carne y sudor.
Soy la templanza de tus oscuros deseos
Soy el poeta que despierta a su primer mañana
Eterna poesía hecha amor
Canción de la eternidad
Recuéstate a mi lado
Hemos llegado del más allá
Para descansar en el olvidado porvenir
Aquí estoy, a nuestro lado.

Iván David.

Son tus ojos bellos portales

Son tus ojos bellos portales
A la guarida de tus anhelos
Buscando siempre a aquel fugitivo
Que pueda habitar en ellos.

Es tu boca el dulce rosal
En el que anidan bellas melodías
Busca tu lengua el rítmico cantar
De mis besos tibios de ambrosía.

Tu cuerpo pide abandonar la soledad
A las que el pretérito te condenó sin tregua
Déjate ir, y permítele al final
Que tu alma se funda con el libertador de tus cadenas.

No te rindas, radiante amapola,
No permitas que a tu fiel amor se lo lleven las olas
Naciste para ser libre, y la libertad te desafía a toda hora.
Descansa en paz, amable rocío,
Que a tus pies las nobles coronas de mi corazón
Te rinden honor y te dan de beber
Mi poema de amor.

Desparraman melodías
Tus cabellos tiernos y sueltos
Llaman al viento sereno
Que resopla melancolía.

Son el pan y la miel
Tus ojos llenos de fe.
En el amor irrealizable
Buscan sombríos avatares
En los que entretenerse y ser misterio.

Iván David.

Seré tu sombra

Seré tu sombra
Y te daré a contraluz
Un rumor de sueños rotos

Seré tu sombra, amada mía
Seré tu sombra y tú serás la mía
Y entre sombras deambularemos
Noche y día.

Serás mi sombría poetiza
Hecha de sombras de ambrosía
Y entre las sombras, tu huella
Será la sombra mía.

Iván David.

Puertas falsas que apuntan al Oeste

Puertas falsas que apuntan al Oeste
Descubren su luz al viajero de la noche
Se ciernen silenciosas, inevitables
Esperando al sereno que de ellas cuida

Resuelven infames y desconocidas
Los acertijos de los hombres sin tiempo
Se destacan inmóviles al paso de los sueños

No cruces esa puerta
Ella al silencio eterno te conduce
E impertérritas las almas
Olvidan su Ego

Yo te lo pido, viajero de los sueños
Si a mí te conduces
Hazlo en silencio
No lleves contigo tus anhelos y recuerdos
Que en mí todo muere.

Todo pasa cual la quietud de los muertos.

Iván David.

Se ha ido, se ha ido, sueño mío...

Se ha ido, se ha ido, sueño mío
Se ha ido, y ya no regresará jamás
Un suspiro por su olvido

Llanto que ladras, ¡Oh!... Llanto que ladras

Sus cantos se han desvanecido
Las hojas marchitas ya no transportan sus palabras
Ella no ha muerto, pero se ha ido muy lejos
Casi hasta la muerte
Sé que la dejaste caer al pozo
Pero su corazón sigue vivo…
Late y late, y late, y cada vez más fuerte se hace
Más fuerte… Y explota…
Pero ella no ha muerto, ella te espera en el lejano muelle
Eres tú quién ha partido hacia la muerte
Ella no ha muerto, ella te espera
En el lejano muelle.

Iván David.

Que alguien encienda la luz

Que alguien encienda la luz
Que la oscuridad me circunda
Que algún camino ilumine
Que debo llegar a casa
Los templos han caído, ya no hay salvación que valga
Que alguien encienda la luz, amor mío,
Que en el horizonte se ha hundido
Quiero su calor, amor mío, la luz se ha ido
Quiero encontrar nuevamente el camino
Que alguien encienda la luz
Por favor, amor mío

Iván David.

Palabras muertas...

Mírate hermano, refléjate en estas palabras
Que no son significado, ni significante, ellas son sentido
Mírate y reconócete, al fin y al cabo no somos tan distintos.
Tú, con tu lejanía, no es real, es tan sólo olvido
Es olvido por el que te han seducido tantas górgolas y tantos ruidos
Ahora todo es silencio, todo es paz en devenir
Se desenvuelven sin más los telares del Destino
Las parcas te envuelven, te cubren con su manto
No tengas miedo, no tengas frío.

Iván David.

Volver a casa...

Volver a casa con los sueños rotos, desvanecidos en una tormenta de arena…
Qué va! No es volver a casa en absoluto.
Significa retornar al castillo sombrío, añejo por los golpes de un pasado tortuoso.
Volver a casa con los brazos vencidos, con el alma derrumbada
Por el oleaje de un mar asesino

Volver a casa ya no implica reconocerse a uno mismo en el viaje emprendido
Es el descubrir solemne que en el camino de las batallas fastuosas
Sólo quedan los vencedores recuerdos de un pasado vencido
De un pasado, mi pasado, mi ser y mi nada, pero vencidos al fin…
¡cuánta letanía!¡Cuánto tiempo evanecido!

El joven caminante vuelve a casa, eternamente vencido
Sus alas cluecas se oxidan en lágrimas y entrecejos fruncidos
¡Cuánta solemnidad para las vacas! ¡Cuántos vaivenes sin sentido!
¿Habrá en aquellas tierras lejanas quién haya superado al Destino?
Volver a casa, no es volver a casa
Es enterrarse en el olvido.

Iván David.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Puedo escribir los versos más tristes esta noche - Pablo Neruda

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos».

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Cosas que quedaron en el tintero...

Son un par de poemas que se me ocurrieron hace muchas órbitas atrás...
Los encontré esta mañana... así que aquí van...


No me pidas mi amistad, no puedo darte lo que menos aprecio, no es el justo precio que debo pagar por haberte conocido.
No me pidas que te olvide, no puedo, mis sueños te recordarán y mi memoria aciaga no sabrá defenderse ante tu niebla.
No me pidas que te salve porque mi corazón herido por tus faltas desfallece de sólo verte. Cómo decirte que ante la balanza de la vida, pesan más las lágrimas que las sonrisas con las que me alentabas a seguir amándote.
No me pidas que me aleje, no hace falta, ya la vida e ha enseñado a hacerlo y he aprendido bien esa lección,
No me pidas que te ame porque no sé hacerlo, no sé descubrirte cada uno de tus rostros y desnudarte de mentiras ante mi verdad.
No me pidas que te abrace porque me quitaste las fuerzas tratando de rescatarte de tus propias caídas
No me pidas que cambie, que sea otro, que día a día me esfuerce en volverme más sabio y prudente, más amado y amante,
Pedime que me quede a tu lado, pero no me pidas nada más, porque te lo he dado todo amor mío.
Lo único que puedo darte es el cálido beso de la verdad...

Iván David.


Desde la primera vez que te vi, dulce, ingenua, casi inmortal rebuscando entre tus ideas la forma de resolver el problema que ya tantas veces habías resuelto, quizá sin darte cuenta, supe descubrirte día a día un poquito más… aprender de vos aquellas cosas que no cualquier maestro enseña.
¿Cómo? ¿Crees acaso que es fácil de enseñar la belleza de un corazón tibio? La calidez de tu corazón aún manso y tierno, despertaron al mío, quién había estado durante largas noches dormido al frío invierno de la Soledad.
Mi dulce princesa, princesa de ensueños dorados que enfilan honrados cantos al Padre Sol, busco en ti lo que sólo en ti puedo encontrar, lo que sólo de ti puedo hallar...

Iván David.


Cuántas vueltas he dado ya amor mío, cuántas aún nos quedan por dar…
Se ha derrumbado el olvido, sólo mudo zumbido aleja a la noche material de tus costas
Serena, profunda, bella como el amanecer de un florido día… descansa en mis brazos amada mía, descansa en mis sueños dulce amiga.
Que la noche, pronto anida melancolía, y surcan el cielo las naves de Sión, escondámonos a amarnos, este mundo tanto calor no necesita.



Las lágrimas son el negro carbón que cae
Que lustra y pule, el brillo de un corazón, de un diamante puro
Y no hay nada que pueda contra la dureza de un diamante
No hay hombre que no se rinda ante él, ni mujer que se haga más digna de portar en sus ojos su brillo.
Pero hay hombre y mujeres que sólo lo son de nombre, porque no saben pulir el diamante que llevan dentro.

No te rindas mi ángel,
No duermas el sueño de todos, que el nuestro es único, como tus ojos
Si debes dejar tu amor volar, hazlo...
Yo siempre estaré contigo.

Pero no quiero que los fantasmas del pasado tuerzan mi camino
Quiero sentirte eterna como la dulce estrella

Levanta tu rostro de eterno rubí
No es necesario llorar lágrimas ajenas...
Y aunque vayas tras de él, no importa...
Siempre te estaré esperando...

Siempre estaré contigo...

Iván David.

Entreseres...

Tu mirada inundó de grandes alegrías a mi ser
así como su ausencia de grandes penas lo llenó
Tu ser ¿es acaso mío?
Mi ser ¿es acaso tuyo?
Tus dudas me atan,
y en la incertidumbre de mi amor anhelo desatarlas...
pero no sé si podré
Te busco, te quiero, te deseo entera y por partes
sacrificada, anhelante, mi dulce amante
Te tengo en mi lengua, te contengo en mis brazos
en tus ojos me busco, no te alejes de mí... que no me encuentro

Rosa sin espinas... te regalas sincera y sumisa
al que de tí quiere tu aroma y tu figura...
para hacer de ellas otras rosas..
para hacerte eterna, lejana, serena y bella
Estrella del Amanecer, de las tardes y mi noche
en tu luz mi alma se refleja, y entre ambos
somos el faro que este mundo necesita
para no perder el rumbo


Iván David

La rosa que florece...

La rosa que florece
al pavor estremece
se cubre de hojas secas
y graves espinas la protegen

La rosa que florece
lleva en sus ojos las redes
que a los hombres, pobres peces,
han de cazar sin temor

Pero la rosa que florece
sólo ama al viento estelar que la mece,
que lleva a su eterna simiente
para hacer eterno su florecido amor...

Mientras escuchaba Casiopea, y te despedía...

Esta noche me he quedado sin estrellas
Otra noche sin estrellas
Me es tan familiar este sentimiento
Que casi me abriga

Esta noche me colman las tristezas
Entre la maleza de añoranzas sin sentido
Me devengo en crisálida rosa de pétalos moribundos
Mis espinas me desangran lentamente

Me consuelo entre las puñaladas
No serás real, serás una vaga ilusión
Un hastío del corazón hecha roca

Mi suelo se vuelve sueño
Pero no caigo, mis pasos son estrellas fugaces
Describo en los espacios la danza de la eternidad

Iván David.