Aquí estoy, ¡Oh Padre celestial! aquí estoy
Ya no poseo hombres ni estandartes.
Las lágrimas han dado a mi espada
Su filo y su venganza.
Escribir lo que siento, he ahí mi existencia
Mi devenir inalterable al cauce de mi río.
Ya no es mi dilema: pienso, existo.
Quedan ahora otros señuelos en el alma mía.
Siento y existo… siento y soy todo aquello que es herido.
¡Detente! Silencio mío. Detente, que la muerte ha caído.
Iván David.
Siempre con ese odio
Hace 13 años
No hay comentarios:
Publicar un comentario