jueves, 26 de noviembre de 2009

Mis ojos guardan la claridad de tus tempranos sueños.

¿De qué te sirven los anteojos
si no sabes leer las voces de mis ojos?
No se han hecho las palabras para engañar.
Son las barcas del pensamiento.
Déjame llegar a tus playas, amor.

Entre mis manos
Un lápiz o un cigarrillo
…puede ser tan fatal el verso a mi pecho…
Pueden dejarme gritar a la Rosa de los vientos
Lo que tengo que decir.
El humo no es tan dañino
Como creer que él ha de ser todo.
Mis ojos guardan la claridad
De tus tempranos sueños.
Mis besos guardan el sabor de tu cuello.
Besos, manantial de sueños cálidos,
Almohada de cabellos son mi guarida
Del escozor risueño de intempestuosas pesadillas pasadas.
¿No me reconoces en la canción?
Soy tus versos hechos carne y sudor.
Soy la templanza de tus oscuros deseos
Soy el poeta que despierta a su primer mañana
Eterna poesía hecha amor
Canción de la eternidad
Recuéstate a mi lado
Hemos llegado del más allá
Para descansar en el olvidado porvenir
Aquí estoy, a nuestro lado.

Iván David.

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