domingo, 28 de febrero de 2010

El reloj, el tiempo...

Vieja hojalatería de recuerdos
que envuelve un pasado sin retorno.
Cárcel de mis añoranzas que me hace sufrir
al ver la libertad de mi razón un minuto adelantada...

Marcaste lo que no existía
pidiéndole a la eternidad
un segundo de su dicha
y ella, relativa y solitaria,
te concede los números
que harán andar tu sistema solar
tan sólo un día más...

¿Cuál fue tu principio? ¿Cuál será tu final?
¿Quién eres ahora? ¿En quién te convertirás?
Si la sencillez fuera vuestra dueña
no habrías dado sueños, a éste hombre,
de libertad...

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